LA PUESTA EN VALOR DEL PATRIMONIO CULTURAL CHINO EN CENTRO HABANA.
LA PUESTA EN VALOR DEL PATRIMONIO CULTURAL CHINO EN CENTRO HABANA. (Artículo completo pdf)
Marcos Antonio Tamames Henderson
El patrimonio cultural no tiene un fin en sí mismo, su valor está dado por lo que reviste y simboliza.
Isabel Villaseñor Alonso.1
A pesar de contar con un amplio sistema de información en torno a la naturaleza y utilidad del patrimonio cultural, de reconocerlo como un producto social sujeto a las coordenadas contextuales que acompañan a una sociedad, persiste entre cientistas técnicos y especialistas, la tendencia a sacralizar los bienes patrimoniales cual si su valor simbólico fuera inherente al bien en sí mismo, al margen de una construcción fruto de las relaciones establecidas entre éste y determinados grupos sociales, personas que encuentran en él representaciones asociadas a sus experiencias culturales. La tesis: “conservamos ideas y sentimientos, no objetos”, lejos de minimizar el quehacer de los profesionales de la conservación y la restauración, hace oda a ellos, en tanto en la integridad física del bien se reconoce su invaluable potencial como documento histórico, como expresión técnica, científica y estética,... del espacio-tiempo de su realización.
¿Para qué conservar el patrimonio cultural? Con total responsabilidad la antropóloga argentina Isabel Villaseñor Alonso tras enunciar: “no conservamos el patrimonio por él mismo, sino porque obtenemos de él distintos beneficios”, indica: 1) “lo estudiamos, usamos e interpretamos”; 2) “nos da sentido de comunidad, profundidad histórica e identidad cultural”; y 3) “porque creemos que las generaciones futuras verán en él significados y valores que merecen ser conservados”.
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